– ¿De verdad es posible cultivar árboles en macetas que den frutas?
– ¡Lo es!
Esta conversación la hemos tenido numerosas veces, y hablamos con conocimiento de causa. En este post te vamos a explicar en seis sencillos pasos cómo cultivar árboles frutales en tu jardín, patio o azotea.
Nosotros tenemos varios en nuestra casa que nos proporcionan fruta cada año. Un limequat, que es un híbrido de lima y kumquat con 15 años es el más veterano, mientras que un mandarino con 2 años es el más reciente. También contamos con un olivo, un ciruelo y un laurel que nos proporciona hojas frescas y aromáticas para condimentar nuestros guisos durante todo el año.
Una araucaria excelsa o pino de Norfolk completa la nómina de nuestros árboles en maceta; aunque sus frutos no son comestibles, su porte es espectacular. Un placer para la vista
El cultivo en maceta o en contenedor no difiere mucho del realizado en tierra, aunque hay que tener en cuenta varios factores que vamos a ir indicando.
Antes de continuar, queremos desmentir que un árbol plantado en maceta dará frutos más pequeños que uno cultivado en suelo. Lo que sucederá es que dará menos frutos debido a que la copa será más pequeña y tendrá menos ramas, pero el tamaño de los frutos será equiparable a los producidos por un ejemplar de tamaño normal.
Simplificando mucho, diremos que esto es debido a que los patrones o porta injertos, que son la base o sostén del árbol, se suelen injertar con yemas o esquejes de una variedad “nana” o enana de la especie que queramos reproducir.
Pasos a seguir para cultivar frutales en maceta
Elige la maceta o contenedor para tu árbol frutal
Por nuestra experiencia, os aconsejamos que sean de barro o piedra porque aíslan mejor las raíces, tanto del frío como del calor; ambos son materiales porosos que permiten respirar a la planta y mantener la humedad ambiental. Además, su peso contribuye a evitar que, en caso de vientos fuertes, el árbol termine en el suelo.
Los contenedores de plástico, madera o latón terminan deteriorándose por los efectos del agua y el sol, por lo que hay que sustituiros con frecuencia.
Es obvio que cuanto mayor sea el recipiente más crecerá vuestro árbol y mas fructificará, dependerá del espacio que cada uno disponga. Unas medidas adecuadas para plantar cualquier tipo de frutal son: 50 cm de alto x 50 cm de diámetro superior x 40 cm de base.
Nosotros tenemos un olivo que nos da aceitunas todos los años y no necesita para ello una maceta demasiado grande. Por cierto, lee el post sobre el secreto de los Mendoza si quieres saber cómo aliñar aceitunas caseras.
Asegura un buen drenaje para tu frutal
Que drene bien el agua sobrante es súper importante para que no se produzcan encharcamientos que puedan perjudicar las raíces o incluso ahogarlas por falta de oxigeno (asfixia radicular); si esto ocurre la planta se marchitará y puede llegar a morir.
Para evitarlo, haz los agujeros necesarios en la base y añade en el interior una capa de unos 2 cm de guijarros, bolitas de arcilla expandida o greda volcánica. Además de permitir la evacuación del agua sobrante, mantendrán la humedad y, por tanto, habrá que regar con menor frecuencia con el consiguiente ahorro de agua. Revisa el post especial riego con los básicos del arte de dar agua a los cultivos.
Utiliza el sustrato más adecuado
La elección de un buen sustrato propiciará un crecimiento adecuado a cualquier tipo de planta. En el caso de los frutales, es especialmente importante que sea ligero, rico en nutrientes y natural o ecológico.
Dependiendo de qué tipo de árbol frutal quieras cultivar, serán más apropiados unos u otros. Si se trata de cítricos, en los viveros suelen tener sustrato especial para cítricos.
En el capítulo cinco de nuestro libro hablamos de los diferentes tipos de sustratos: compost, turba, estiércol… de su composición y propiedades.
La importancia de la ubicación
La elección de una buena ubicación es importante para todo tipo de plantas, y también es primordial para el crecimiento y desarrollo de los árboles frutales.
Piensa bien en las características de tu hogar para elegir el mejor lugar, es decir, aquel que reciba sol de directo durante varias horas al día, sin corrientes de aire y a resguardo de los vientos y las heladas, especialmente en el norte (post sobre cómo proteger las plantas del frío).
Cuanto más sol reciban tus frutales en maceta, más grandes y jugosos serán los frutos.
La elección del ejemplar
Por norma, te recomendamos adquirir especies autóctonas o naturalizadas, que significa que aunque su origen sea de otro país o continente, se han adaptado a nuestro clima sin presentar ningún problema para su cultivo.
Comprar tu arbolito en un buen vivero (post sobre cómo cuidar las plantas tras adquirirlas en un vivero) es garantía de éxito casi asegurado. Obviamente, cuanto mayor sea el ejemplar antes fructificará; es más, alguno ya los venden con los frutos en formación o incluso ya maduros.
Antes de adquirirlo, comprueba que está sano, bien formado y que no presente síntomas de plagas ni enfermedades. Si tiene pasaporte sanitario mejor aún.
El trasplante de frutales: fundamental
Imagina que ya tienes todo lo necesario, a saber: una maceta adecuada y con buen drenaje, un sustrato rico en nutrientes, un lugar soleado y un ejemplar sano y vigoroso. Si es así, ahora es el momento de trasplantar tu árbol.
En primer lugar, tienes que regar abundantemente el contenedor, generalmente de plástico, donde viene la planta para poder extraerla. Para ello, presionare con las manos la maceta para que se vaya soltando la tierra; luego, agarra la base del tronco, y sujetando la maceta con ambos pies, tira suavemente hacia arriba procurando no dañar las raíces hasta conseguir extraer el cepellón. Si se desmorona un poco no pasa nada.
Haz un amago de meter el cepellón en la maceta para ver hasta dónde tienes que rellenar de sustrato (previamente habrás puesto la capa de drenaje) para que la base del cuello del árbol quede a ras con el borde del tiesto. Una vez hecho esto, coloca con cuidado el cepellón sobre la tierra y rellena alrededor con más sustrato, compactando con los dedos de las manos para que no queden huecos. Por último, alisa la superficie con una pala trasplantadora dejando un par de centímetros hasta el borde de la maceta para que el agua de riego no rebose. Es recomendable cubrir con mulch o acolchado. Como siempre insistimos, después de sembrar, plantar o trasplantar, recuerda que hay regar.
Especies frutales que son fáciles de cultivar
Aquí te dejamos un listado de los frutales que presentan menos problemáticas. Si es la primera vez que vas a tener un árbol frutal en maceta, es mejor que empieces por los más sencillos.
– Albaricoque
– Cerezo
– Ciruelo
– Kumquat
– Lima
– Limonero. Puedes leer nuestro post especial sobre cómo cultivar limones en maceta
– Mandarino
– Manzano
– Melocotonero
– Naranjo
– Níspero
– Olivo
– Peral
El frutal del caviar vegetal, ¡muy curioso!
Para los más exquisitos, os recomendamos os hagáis con un ejemplar de Microcitrus australasica, conocido como caviar cítrico, caviar vegetal o lima dedo. Es un árbol que no deja indiferente a nadie.
Se trata de un arbusto o árbol pequeño originario de las selvas subtropicales de Australia. Las flores son blanca y el fruto que lo hace famoso es cilíndrico, de entre 4 y 8 cm de largo, a veces ligeramente curvo. Puede ser de varios colores: verde, amarillo, naranja, púrpura, negro y marrón. De hecho, se cree que, dentro de la familia de los cítricos, es el que posee una gama cromática más extensa en sus frutos.
Recientemente, su pulpa en forma de pequeñas bolitas ha sido llamada como “caviar de lima” y está siendo usada por chefs de renombre en platos de alta cocina. No se usa como ingrediente principal, sino como aderezo, acompañante o incluso sorpresa en algunas creaciones. Esto es así porque su sabor es ácido (parecido a la lima) pero, al meterlo en la boca, produce una sensación de efervescencia o “explosión” con un toque picante. También se puede usar en encurtidos o mermeladas. ¿Te atreves a sembrar sus semillas?
Sea cual sea el frutal que elijas, sigue estos consejos y consigue unos frutos deliciosos de tu propio huerto casero, ¡te sabrán a gloria!
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