Especial lechuga: un cultivo sencillo y agradecido, ¡ideal para principiantes!

lechugas en tu huerto

Tener lechugas en tu huerto casero es una de las mejores decisiones que puedes tomar, pues son un cultivo que no requiere grandes cuidados y se adapta bien a los diferentes tipos de clima, por lo que es ideal para principiantes, y porque podrás recoger la cosecha en un periodo de tiempo relativamente corto.

¿A qué llamamos “lechuga”?

Es una planta herbácea que, actualmente, tiene multitud de variedades que se engloban bajo el nombre científico Lactuca sativa. Es consumida en todo el mundo, durante todo el año, y es propia de las regiones semi-templadas.

En términos coloquiales, podemos decir que la lechuga es “el verde de la ensalada”.

Cómo sembrar o plantar lechuga

Si no eres nuevo en este blog, sabrás que la diferencia entre sembrar y plantar es que lo que se siembran son las semillas, y lo que se plantan son las plantas. Insistimos en ello porque mucha gente dice “voy a plantar estas semillas” y es incorrecto, sería “voy a sembrar estas semillas”.

Dicho esto, con la lechuga puedes hacer ambas cosas: sembrar las semillas desde cero, o plantar una plántula o plantón, es decir, esa plantita ya crecida que puedes comprar en el vivero (te recomendamos este post sobre cómo elegir las plantas en el vivero, y éste sobre cómo cuidarlas para que sobrevivan).

Sembrar semillas de lechuga

Las semillas de lechuga son pequeñas y ligeramente alargadas, como de un milímetro, y de color marrón. Al ser tan pequeñas se siembran con la técnica “a voleo”, es decir, dejar caer varias sobre el sustrato, en vez de meterlas en huecos una a una como se hace con las semillas grandes (como las de guisante, por ejemplo); posteriormente, hay que poner una fina capa más de sustrato. Para facilitar la tarea, puedes mezclar las diminutas semillas con un poco de arena para esparcirlas mejor.

Puedes sembrarlas en un semillero, y después, cuando ya cuenten con unas 5 hojas, pasarlas al recipiente definitivo. Recuerda que existe sustrato especial para semilleros y que estos han de regarse con un pulverizador, para no mover las simientes.

Otra opción es sembrarlas directamente en el recipiente que vayas a usar, pero esto implicará proceder después a hacer el aclareo, cuando ya hayan comenzado a crecer, para que todas tengan el espacio suficiente para desarrollarse adecuadamente. Cuando hagas el trasplante, sé cuidadoso con las raíces, como siempre, para no dañarlas. En tierra, suelen separarse entre 15 y 30 centímetros (según la variedad), pero si tienes un pequeño huerto casero obvia estas indicaciones, pues dispondrás de menos espacio.

Las semillas de lechuga comienzan a germinar a partir del décimo día, aproximadamente.

Plantar plantones de lechuga

Como siempre, tienes la opción de empezar tu cultivo de lechuga de un modo más sencillo: adquiriendo plantones (o planteles) en un vivero. Allí, probablemente, los tendrán en semilleros de alveolos, ya crecidos hasta un tamaño de menos de un palmo.

Es importante que, si adquieres plantones, los plantes cuanto antes mejor, y siempre en el mismo día, por un tema de supervivencia de la planta. Prepara el recipiente en la que los vayas a plantar (maceta, jardinera, mesa de cultivo…), llénalo de sustrato unas ¾ partes, haz los huecos para introducir el plantón, colócalo, apelmaza la tierra de alrededor con los dedos, añade más sustrato y termina regando con cuidado.

vivero de lechuga

¿Qué tierra necesita la lechuga?

Las lechugas necesitan un suelo franco y rico en nutrientes, “suelto” (que no esté demasiado compacto), y que acoja bien el agua de riego pero que a la vez lo drene adecuadamente, para evitar que salgan hongos o se pudran las hojas.

Añadir humus de lombriz y fibra de coco al sustrato universal es una buena idea para cultivar lechugas.

Hablando de tierra, ten en cuenta que es muy importante que las hojas de la lechuga no toquen el sustrato para que no se pudran. Si la lechuga comienza a abrirse demasiado, nosotros lo que hacemos es atarlas con gomas o una pequeña cuerda de rafia, sin apretar.

lechugas atadas
Así las atamos para que no toquen el suelo

Recipientes para cultivar lechugas

Las raíces de las lechugas son poco profundas, por lo que puedes cultivarlas en recipientes de poca profundidad, incluyendo macetas y jardineras, ¡puedes tener lechugas en el alféizar de tu ventana!

Has de saber que las lechugas también necesitan luz solar para desarrollarse, por lo que procura que reciban sol al menos varias horas al día. Lo mejor es ponerlas en un lugar con orientación sur; también puede funcionar con orientación este u oeste, pero no se recomienda orientarlas al norte. Las lechugas soportan mejor el calor que el frío.

Como siembre, asegúrate de que el espacio donde estén tenga un buen drenaje.

Asociaciones

Ya sabes que hay cultivos que conviene tener cerca en el huerto porque sus asociaciones resultan beneficiosas. Por un lado, conviene poner las lechugas junto a otros cultivos que tengan necesidades hídricas similares (otras hortalizas de hoja grande). Por otro, también es buena idea ponerlas cerca de cultivos que se desarrollen hacia abajo (ajos, cebollas, zanahorias…), ya que las lechugas no tienen unas grandes raíces, por lo que no competirán por el espacio bajo tierra.

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Riego y cuidados de las lechugas

Como hemos comentado, la lechuga necesita mantener la humedad en el suelo para desarrollarse adecuadamente, pero tienes que tener cuidado de no encharcarla para que no desarrolle hongos u otras enfermedades.

Si las tienes en macetas o jardineras, puedes usar una regadera o similar. Si las tienes en el suelo, necesitarán más agua. Tendrás que ir variando la cantidad de riego en función de la época del año (más en verano, menos en invierno), y regar a primera hora de la mañana o al atardecer, pero no en las horas más cálidas del día. Moja solo el sustrato, no la planta, para evitar quemaduras producidas por el efecto lupa de las gotas con el sol. Échale un ojo a este post especial sobre riego,  éste sobre el riego automático.

Es importante, sobre todo al principio, que eches un ojo todos los días a tus plantas de lechuga, para asegurarte que están bien y proporcionarles el riego que necesitan. Si una plantita se te seca en un día de mucho calor (agostamiento), es posible que no se recupere.

Si ves hojas con mal aspecto, es mejor que las quites cuanto antes.

Cosecha de lechuga

La cosecha es uno de los puntos más ventajosos a la hora de decidirte a cultivar lechugas: tiene un ciclo de vida corto (¡ideal para impacientes!) y podrás consumirla casi todo el año (exceptuando los meses más fríos), si haces una plantación escalonada.

Además, lo mejor de todo y que no todo el mundo sabe, ¡es que puedes recoger varias veces la cosecha de un mismo ejemplar! Ahora te lo contamos.

Para recoger la cosecha, tendrás que esperar entre uno y dos meses (dependiendo de la variedad, la época del año, tu ubicación geográfica…), aproximadamente, cuando superen el palmo de altura al menos.

cosecha de lechuga

Puedes hacer la recogida de dos formas:

a) Ir quitando las hojas exteriores, para consumirlas ese día o los siguientes, y mantener las hojas internas y el cogollo; la planta seguirá reproduciéndose y podrás consumir más hojas a lo largo del tiempo.

b) Cortar la lechuga desde la base, con un cuchillo afilado. Eso sí, si quieras que de ese tronco vuelva a crecer otra lechuga (¡y seguramente lo quieras!), haz el corte a unos 3 dedos del suelo. Si eres afortunado, de cada ejemplar, te pueden salir dos o tres lechugas completas. Luego, se agotará.

Ten en cuenta que es muy importante lavar muy bien las hojas de lechuga antes de consumirlas, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas (para evitar la toxoplasmosis).

¡Ojo! Si ves que la lechuga empieza a crecer en altura (también se dice que “se espiga” o “se sube”), es porque comenzará su floración. Eso suele pasar en los meses de más cal0r y hace que las hojas cojan un sabor amargo. Eso sí, si nunca has visto la floración de la lechuga, te recomendamos que mantengas al menos una de ellas, para verla, pues es muy curioso; ¡o si quieres coger las semillas!

lechuga espigada
Así se espigó nuestra rúcula

Posibles plagas

Otra característica que hace a las lechugas “fáciles” es que no suelen ser visitadas por insectos indeseados. Eso sí, a los caracoles y babosas les gusta especialmente este cultivo, pero dependerá si tienes estos invertebrados en tu huerto casero. Si aparecen, suelen hacerlo cerca del tallo o del punto del crecimiento, y verás que se comen parte de las ricas hojas de tu lechuga.

Para ahuyentarlos, basta con poner alrededor de las lechugas, en el suelo, un círculo de serrín o ceniza, y los caracoles y babosas no podrán acceder al cultivo, pues dificulta su modo de desplazarse.

A veces, también pueden acudir pulgones y mosca blanca. Te recomendamos este post sobre remedios caseros, con consejos para eliminarlos.

Variedades de lechuga

Hay cientos de clases diferentes de lechuga, aunque no siempre lleguen todas al supermercado… Tienes la iceberg, la romana, la trocadero, la maravilla, la hoja de roble, la escarola, la de hoja roja… También se engloban en la misma familia la rúcula, los canónigos, las endibias o los cogollos de Tudela.

Elige la que más te guste o la que mejor se adapte a tu ubicación.

variedades de lechuga

Cualidades de la lechuga

Aproximadamente el 90% de la lechuga es agua, por lo que tiene muy pocas calorías. Contiene vitaminas (A, B y C), antioxidantes y varios minerales (por ejemplo, hierro y potasio). Su alto contenido en agua la hace ser diurética y apta para las enfermedades de riñón. Su bajo contenido calórico la hace ser la protagonista en muchas dietas para perder peso.

Curiosidades de las lechugas

Si el consumo de patata en Europa llegó de la mano de la conquista, el consumo de lechuga en Sudamérica se debió al desembarco de la segunda expedición de Cristóbal Colón, que llevó semillas en el viaje.

¿Cuánta lechuga al año consume un español? Según el Ministerio de Cultura, comemos de media casi 4 kg de lechuga al año (3,97 kilos). ¡Muy poco dadas sus propiedades y su precio! Deberíamos consumirla más a menudo, sobre todo si salen de tu huerto casero 😉

En la antigüedad, la lechuga se asoció a la fertilidad (quizás porque necesitaba zonas fértiles para crecer); también se dice que ayuda a dormir, lo cual es curioso porque a algunas personas le generan gases y por eso no suelen comer ensaladas por la noche.

¡Nada más y nada menos!

Con toda esta información, ya puedes ponerte manos a la obra a cultivar deliciosas lechugas en tu huerto casero, ¡no te arrepentirás!

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