Cómo hacer abono casero para tus plantas con productos «de desecho»

Mondadura de plátano

¿Sueles tirar la piel del plátano, las cáscaras de huevo o el agua de hervir las verduras? Es lo que hace todo el mundo, ¿no? Pues como nosotros somos defensores acérrimos del aprovechamiento, el reciclaje y la reutilización, hoy vamos a ver cómo varios productos que suelen considerarse de desecho en realidad pueden ser de lo más valiosos a la hora de abonar tu huerto de forma casera, conseguir nutrientes extra y hacer que tus plantas crezcan más vigorosas.

Es decir, en este post te vamos a explicar cómo puedes hacer tu propio abono casero sin tener que comprar nada, sino precisamente usando sobras y dándoles una nueva utilidad, lo cual es sostenible, ecológico ¡y barato!

Hay una serie de abonos ecológicos que generalmente adquirimos ya elaborados (a menos que tengas los medios, el tiempo y el espacio para elaborarlos), como estiércol, compost, humus de lombriz

Te gustará saber que, además, hay muchas maneras de hacer tu propio abono de forma fácil, responsable y sin que te suponga ningún gasto extra. Vamos a ver algunos ejemplos.

Agua de hervir verduras

¿Qué haces con el agua que te queda cuando cueces verduras? ¿Tirarla? ¡Error! Es normal que en cualquier casa se cuezan o hiervan verduras u hortalizas tales como judías verdes, guisantes, zanahorias, brócolis, acelgas, espinacas, patatas, coliflor, calabaza y muchas más. Probablemente sepas que al cocer cualquier tipo de alimento vegetal siempre quedan nutrientes en el agua de cocción, ¿por qué tirarla entonces cuando nos puede servir para regar y abonar nuestras plantas?

Es cuestión de dejarla enfriar y listo. Nosotros usamos una garrafa de plástico de 10 litros para almacenar el agua y regar nuestras plantas; la garrafa, por supuesto, es reutilizada (la compramos llena de aceitunas).

La prueba de las hortensias

Hace tiempo hicimos una prueba: teníamos dos macetas con hortensias y queríamos comprobar si este procedimiento era efectivo, así que regamos una con agua del grifo  y la otra con agua de nuestra garrafa… ¡Y funcionó! Las hojas de  la hortensia regada con agua de cocer verduras presentaban un color más intenso y un aspecto más lustroso, y las inflorescencias eran más grandes y coloridas; en definitiva tenía mejor aspecto vegetativo. Así de fácil, práctico y sencillo. ¿Qué te parece?

Cáscaras de huevos

Este es otro elemento que suele acabar en el cubo de la basura, ¿verdad? Pues la cascara de huevo está formada en más del 90% de su totalidad por carbonato cálcico. Dicho de otro modo, es una gran fuente de calcio que podemos aprovechar para aportar este importante nutriente a nuestras plantas. Está demostrada su eficacia para combatir, entre otras enfermedades, la podredumbre apical de los tomates o “enfermedad de la peseta”, que es cuando empiezan a pudrirse por la base  (el “culo” del tomate) y hay que tirarlos.

Para su aplicación, basta con hervir las cáscaras durante unos minutos para asegurarnos de eliminar  cualquier contaminante, triturarlas en una batidora o mortero y esparcirlas alrededor de la plantas.

Nosotros las guardamos hasta que tenemos una buena cantidad y las usamos cuando las plantas empiezan a florecer, así como durante la fructificación.

Este post está dedicado en exclusiva al abono casero con cáscaras de huevo.

Cáscaras de huevo

Mondaduras de plátanos

¿Quién va a guardar la piel del plátano? ¡Quizás tú a partir de ahora!

Para aprovechar su alto contenido en potasio, puedes infusionarlas en agua durante unos diez minutos, dejarlas enfriar y, después, aplicar en forma de riego alrededor de la base de los tallos. Son especialmente indicadas cuando los frutos no llegan a término, son pequeños o se abren antes de madurar.

Posos de café

Los residuos de los granos de café son muy ricos en nitrógeno, que junto con el fósforo y el potasio son fundamentales para el buen desarrollo de los vegetales (NPK, por sus símbolos químicos). Una buena absorción por parte de las raíces de este nutriente ayudará a la planta a hacer la función clorofílica y por ende a evitar la temida clorosis, que es cuando las hojas se vuelven amarillas.

En nuestros comienzos, cometimos el error de acumular una gran cantidad de posos y usarlos como si fuera sustrato; el resultado fue un exceso de humedad con la aparición de hongos que proliferaron rápidamente.  Por tanto, es importante aportar en pequeñas dosis y bien esparcidos para que no se compacten.

Un solo poso de café es suficiente para una maceta grande o varias pequeñas.

Posos del café

Ceniza de madera

Las cenizas de las maderas quemadas en chimeneas o barbacoas son especialmente ricas en fósforo y potasio. Para su uso, añadimos un puñado al agua de riego y removemos bien antes de aplicar con el objetivo de que no se apelmacen, se esparzan bien y no se quede la tierra blanquecina.

También al principio, cometimos el error de esparcirlas directamente y en grandes cantidades, por lo que cuando hacía viento se extendían por todo el jardín y al regarlas se compactaban.

Como puedes ver, nadie nace sabiendo y aprender de los errores es la mejor de las enseñanzas.

Cenizas de madera

¡Lentejas!

Por último te hablamos de las lentejas; sí, has leído bien: lentejitas.

Las lentejas son leguminosas que además de ser muy ricas en nitrógeno, contienen una gran cantidad de minerales como el hierro, potasio, calcio, fósforo y magnesio.

En el mercado hay multitud de variedades químicas de hormonas que sirven para ayudar a enraizar los esquejes a reproducir, pero te decimos por nuestra experiencia que estos compuestos químicos se pueden sustituir con todas las garantías por un puñado de lentejas (de hecho, en este post te contamos paso a paso cómo enraizar esquejes de forma ecológica).

Germinados de lenteja

Si quieres multiplicar una planta por medio de esquejes, pon un puñado de lentejas cubiertas de agua y ve cambiándoles el agua cada día hasta que germinen. Una vez germinadas y a tope de hormonas de crecimiento, tritúralas junto con el agua hasta conseguir la textura de una pasta ¡y ya tienes tu súper enraizante natural!

A la hora de “pinchar” los esquejes, haz un agujero en el sustrato y vierte en el fondo un poco de tu pasta de lentejas; si además mojas la base del esqueje en un poco de miel, el éxito está casi asegurado.

¡Cuántas cosas tiramos que son la mar de útiles para nuestro huerto!

Esperamos que desde ahora elabores tu propio abono casero con cualquiera de las opciones que te hemos propuesto. ¡Ánimo!

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