Las semillas, esos minúsculos elementos que tienen en su interior la capacidad de crear vida y producir hermosos y deliciosos frutos. En este post te vamos a dar información y trucos para que hagas una siembra óptima.
Diferencia entre sembrar y plantar
A pesar de ser muy sencillo, muchas veces usamos mal estos dos términos y merece la pena aclararlos para usarlos con propiedad. Las semillas se siembran y las plantas se plantan o se trasplantan, ¿a que era fácil? Sin embargo muchas veces se oye “he plantado semillas de calabaza” cuando lo correcto sería “he sembrado semillas de calabaza” o “he plantado un plantón de calabaza” (un plantón es una planta ya medianamente crecida, ya sea en un semillero o en una maceta).
El milagro de la germinación
¿Te has parado a pensar en que las semillas son como un aparato preprogramado para que, cuando se den las condiciones propicias, germine? Las semillas tienen el potencial de hacer crecer la vida en su interior y pueden permanecer en estado de latencia meses (o incluso años) hasta que, cuando se dan las circunstancias oportunas, se activa todo su poder creador. Sustrato (u otros nutrientres), agua y luz son las cosas que necesitan para impulsar la palanca del milagro de la vida. Dependiendo de qué siembres, verás los primeros brotes entre una semana y tres semanas después de sembrarlas.
La distancia sí importa
Si vas a conseguir tus propias semillas en vez de comprarlas, sigue estos consejos para obtener las mejores:
– Si vas a coger las semillas de un fruto que aún está en su mata, elige los que están más cerca del tallo.
– Si vas a coger las semillas de un fruto cualquiera, es mejor elegir las semillas que están en la parte central.
– Si vas a sembrar ajos directamente en la tierra, es mejor que siembres los que están en la parte externa.
Truco: hidrata las semillas previamente
Con este truco conseguirás que tus semillas tengan más posibilidades de germinar de manera óptima. Se trata de ponerlas en agua unas horas antes de la siembra, con lo que cogerán agua y aumentarán de tamaño. Así, cuando las siembres, estarán más propicias a empezar su ciclo de germinación.
El tamaño también importa
Ten en cuenta que, dependiendo del tamaño de las semillas, tendrás que sembrarlas de una en una o juntas.
Por ejemplo, te volverás loco si intentas sembrar de una en una las semillas de albahaca, tomate o zanahoria, sobre todo si las has hidratado previamente como aconsejamos: estarán mojadas, se unirán entre ellas y se te quedarán pegadas a las manos, es por ello que lo mejor es mezclar unas cuanta semillas con sustrato y esparcirlas por la superficie del semillero de la forma más homogénea que puedas. Luego, cúbrelas con una capita más de sustrato.
Sin embargo, los guisantes, los ajos o los calabacines tienen semillas que puedes coger de una en una; en este caso, haz con el dedo un pequeño hoyo en la tierra, introdúcelas y rellena el hoyo con sustrato.
Hablando de tamaño, dado que las semillas son pequeñas y los semilleros también, te desaconsejamos totalmente que uses una regadera o una botella para regarlos porque es muy probable que la fuerza del chorro al caer haga que las simientes se muevan. Para los semilleros es mucho más recomendable que uses un pulverizador y los rocíes para darles la humedad que necesitan.
Con todo esto ya tienes suficiente información para empezar a realizar tus semilleros, ¿te animas? ¡Y no te olvides de identificar cada semillero para que luego sepas qué es cada cosa!
¡Aprovecha la primavera para ponerte manos a la obra! Solo tienes que preguntarte una cosa: ¿qué quieres recoger dentro de unos meses? Piensa tu respuesta y … ¡A SEMBRAR!
Y si vas a sembrar en invierno, aquí tienes un post sobre cómo hacer un semillero de «cama caliente».
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