Especial cultivo de fresas: cómo disfrutar las de tu propio huerto

Fresas

En este especial fresas te vamos a explicar lo fácil y agradecido que es cultivar tus propias fresas en tu casa. ¿Te imaginas cogiéndolas de la mata y llevándolas directamente a la boca? ¡Un placer!

Antes de entrar en materia te contamos unas curiosidades: ¿sabías que las fresas son de la misma familia botánica que las rosas?,  ¿no?, pues así es. Además también son de esta misma familia árboles como el manzano, el peral, el melocotonero, el ciruelo, el cerezo, el almendro y muchos más. ¿Cómo te quedas? Se trata de la familia de las rosáceas.

Otro dato llamativo es que la fresa no es una fruta, es una infrutescencia, es decir, multitud de pequeños frutos juntos que parecen uno solo. Cada puntito que vemos en una unidad es en realidad una flor fecundada y madura, o sea, un fruto. Interesante, ¿no?

Los taxónomos no se ponen de acuerdo de dónde son originarias las fresas, aunque hay que decir que todas las que consumimos actualmente son el resultado de hibridaciones de fresas de muy diversos países. Dicho esto, vamos a exponer cómo se cultivan.

Contenedor

¡Tienes muchas opciones a elegir! En maceta, jardinera, huerto en cajón y hasta en vertical. Nosotros tenemos matas de fresas en tres tipos de contenedores: una caja de madera de unos ­­10 cm de altura, una jardinera de barro de aproximadamente 20 cm y en el mini huerto de un metro cuadrado. Aunque la profundidad no sea la ideal, las plantas se desarrollan sin ningún problema, con la única salvedad de que las del huerto y la jardinera suelen ser más grandes que las de la caja, pero de sabor están deliciosas todas.

Fresas en el huerto
Fresas asomando por nuestro cajón de cultivo

Sustrato

Esta fruta no es para nada delicada en cuanto a necesidades de suelo, aunque los prefiere arenosos, sueltos y ricos en materia orgánica. Nosotros ponemos una capa de estiércol de caballo en el fondo del contenedor, y mezclamos una parte de arena de río por cada dos de compost o tierra vegetal. Si no tienes arena de río o estiércol no pasa nada, en un sustrato de calidad también serán viables.

Es importante proteger con algún tipo de acolchado como explicaremos más adelante en los  apartados de riego y cultivo.

Temperatura

El rango ideal es entre 15 y 20 grados centígrados, pero aguantan sin problema temperaturas de hasta 40 grados a pleno sol.

Los días más calurosos podemos protegerlas con un entoldado o similar, o incluso cambiarlas a un lugar a la sombra, pues la planta lo agradecerá.

Con temperaturas bajas (5 – 10 grados) los frutos tenderán a deformarse, mientras que las temperaturas muy altas (más de 40) las fresas madurarán antes, lo que conllevará que los frutos sean más pequeños.

Luz

En este tema sí que son exigentes, ya que necesitan al menos doce horas de luz solar. El clima mediterráneo con sus días largos y luminosos en época estival, es el ideal para su correcta formación, desarrollo y fructificación.

Riego

Como siempre decimos, no podemos indicar con exactitud  la cantidad y frecuencia de agua para riego, ello dependerá de factores como las condiciones climáticas de cada zona, temperatura, pluviometría,  humedad ambiental,  etc. y del tipo de sustrato utilizado.

A modo de orientación, podemos regar cada tres días en primavera y cada dos en verano, eso sí, en épocas muy calurosas podemos dar riegos de apoyo o regar cada día.

Si, como hemos indicado anteriormente, pones un acolchado a base de corteza de pino o similar, evitarás la evaporación del agua por efecto de las altas temperaturas.

Multiplicación

Las fresas son muy fáciles de multiplicar por medio de estolones, que son ramas que crecen horizontalmente y poseen yemas; éstas, al entrar en contacto con la tierra, desarrollan nuevas raíces que dan lugar a una nueva planta.

Para obtener nuevos ejemplares sólo tendrás que poner en contacto una yema con el sustrato y afianzarlo con una horquilla del pelo o un trozo de alambre doblado. Cuando la plantita tenga una altura de unos 5 cm, corta el tallo que la une a la planta madre y lista para trasplantar.  ¿Fácil, no?

Anécdota: a este tipo de plantas que emiten tallos largos para que los hijuelos no enraícen en el mismo sitio que su progenitora y compitan con ella por el agua y los nutrientes se les llama vulgarmente “malas madres” porque echan a los hijos de casa.

Plantación y trasplante

Hoy en día en los invernaderos se pueden conseguir todas las condiciones de cultivo que hemos expuesto, por lo que se obtienen fresas durante todo el año, pero no es nuestro caso.

La mejor época de plantación va desde finales de invierno a mediados de primavera.

Te aconsejamos comprar las plantas en un vivero o garden center de garantía, asegurándote de que estén sanas y bien enraizadas. No siempre las más grandes son las mejores; debes elegir las que tengan mejor aspecto vegetativo: tamaño adecuado a la maceta, follaje denso y verde y que esté bien enraizada. Si al tirar hacia arriba sale con facilidad, no está asentada y si le salen raíces por los agujeros de drenaje es que lleva demasiado tiempo plantada.

Para el trasplante en el huerto, haz un hoyo lo suficientemente amplio para que las raíces no se doblen hacia arriba, cubre hasta la base del tallo con tierra y compáctala con las manos para que no queden huecos.

Para el trasplante a otra maceta, elige una que sea el doble de grande que la del vivero. Pon en la base una capa arcilla expandida o greda para que drene bien y procede como en el huerto.

Si, como en nuestro caso, dispones de poco espacio en el huerto, es mejor hacer la plantación al tresbolillo y a unos 15/20 cm de distancia entre filas e hileras.

Y nuestro dicho de siempre: después de sembrar, plantar o trasplantar, siempre hay que regar.

Por último, ten en cuenta que los frutos que entran en contacto con la tierra se pudren debido al contacto con ella y con el agua de riego, por eso, entre otras razones ya expuestas, es conveniente poner un acolchado para evitar este problema.

Cultivo de fresas

Fresas de nuestro huerto, ¡qué satisfacción!

Con todo lo que ya sabes no tienes excusa para no cultivar tus propias fresas, ¡ánimo y adelante!

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